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Emery y el tercer escalón

Emery y el tercer escalón

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Unai Emery, nuevo entrenador del Sevilla.Paco García Polit IIINo me sorprende el fichaje de Unai Emery por el Sevilla. Sí que lo hace, no obstante, las condiciones en las que se ha cerrado su incorporación.

El pasado mes de junio, Unai Emery y el Valencia separaron sus caminos de forma definitiva tras cuatro años de luces y sombras, de resultados convincentes en lo numérico pero agridulces en lo emocional. Con apenas un par de "zarpazos" a equipos grandes de Europa (Barça, Madrid, Manchester, Chelsea), una losa que se fue haciendo más y más pesada con el paso de las temporadas. Pero empecemos por el personaje.
Una personalidad de doble filo
Todo serán parabienes los primeros días, semanas, meses. Sorprenderá a los aficionados del Pizjuán, especialmente a los de tribuna, los ánimos, gritos y aplausos del vasco en la banda como acicate para los suyos. En las ruedas de prensa, Emery buscará la unión de todos los estamentos de la entidad sevillista en busca de un objetivo, Europa, que a día de hoy parece muy lejano. Dicha unión es la que promulgó a orillas del Turia desde su llegada en 2008, y al menos los primeros dos años -hasta lograr su primera clasificación para Liga de Campeones con un equipo que contaba con estrellas mundiales como Villa, Silva o Mata- le funcionó bastante bien. Quizá las ruedas de prensa acaben por ser uno de sus puntos débiles, pero Unai lo compensa con ilusión (innegable) y una gran capacidad de trabajo de todo su equipo. Emery es de echarle horas y horas a su profesión.
Balón parado, mitos y leyendas
En lo táctico, el Sevilla de Unai es una incógnita. Lo visto tras cuatro años en el Valencia: predominancia del juego por bandas, preferencia por el 1-4-2-3-1, líneas de presión muy adelantadas para recuperar el balón lo antes posible y un par de sorpresas tácticas (tres centrales, carrileros abiertos) que solía emplear en los partidos antes equipos potentes. El resumen sería que hablamos de un gran estratega a la hora de plantear los partidos, cuyo punto flaco se encuentra en el análisis, lectura y modificaciones a realizar durante el choque. Es partidario de hacer cambios lo más tarde posible, del minuto 70 en adelante. Para terminar, su fama desde su etapa en Almería de trabajar de forma exhaustiva las jugadas a balón parado a favor quizá fue excesiva: además de haber logrado relativamente pocos goles de esta forma en los últimos cuatro años, en bastantes ocasiones un córner o falta a favor ha terminado en gol del rival tras un contragolpe mal defendido en el balance defensivo. Los aficionados valencianistas pueden dar fe de ello.
¿Vestuario ingobernable o mano blanda?
Para la historia quedarán varios incidentes sonados con miembros del vestuario del Valencia. La gestión de jugadores ha sido quizá el aspecto más criticado del vasco durante su etapa en Valencia. Desde dar el brazalete de capitán a Miguel Brito (un ejemplo de todo lo que no debe ser un capitán) hasta propiciar comportamientos indebidos de alguno de sus futbolistas con la celebración de su cumpleaños un jueves por la noche. Jamás supo marcar la línea. Tuvo encontronazos con Iván Helguera, Chori Domínguez, Tino Costa, Ever Banega... En el fútbol suele decirse que el entrenador debe dar ejemplo y ser el líder de la manada, el referente, el modelo a seguir. En ese aspecto, Unai parece tener todavía mucho camino por recorrer.
El reto hispalense
Lo único cierto es que, tras su efímero paso por Rusia, el caché del vasco ha decrecido notablemente. Emery se marchó de Valencia dejando un buen regusto en la mayoría de aficionados y la directiva. También entre la prensa. Sin embargo, en su círculo admitía su ilusión porque en su periplo ruso encontrase más calor por parte de hinchada y entorno. No fue así. Todo lo contrario: en cuanto el Spartak sufrió un par de reveses de consideración, la prensa de Moscú aireó asuntos extradeportivos sin pudor ninguno. Karpin afilaba la guadaña desde muchas semanas antes, y les eliminaciones en Copa y en Champions precipitaron su desenlace. Ahora se abre la puerta de Nervión de par en par. Emery la ha cruzado sin dudarlo, igual que dudó poco en mayo de 2008 cuando le tocó hacerse cargo de un Valencia en descomposición. Aportará al Sevilla un extra inicial de empuje y de fútbol de ataque, pero existen dudas -de servidor, por ejemplo- de que sus fundamentos tácticos casen con la idiosincrasia de un Sevilla que ha basado su éxitos de la última década en un fútbol aguerrido atrás y efectivo en su vanguardia.
 
*Paco García Polit es un periodista valenciano, jefe de retransmisiones de Punto Radio Valencia.

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