Ocho eneros después

Se inaugura un nuevo ciclo en el Sevilla. La voluta sobre la que caminaba el proyecto de Míchel solo podía conducir a lo que este lunes ha tenido lugar: la destitución del preparador madrileño, que no ha podido cumplir un año como entrenador nervionense.

Su puesto lo ocupará, desde este mismo martes, Unai Emery (41 años), un técnico reputado por su trabajo al mando del Almería y del Valencia, cuyos inicios en los banquillos resultaron tan inusuales como exitosos. Hace ocho eneros, el de Fuenterrabía decidió cambiar el rectángulo de juego por la banda. Pertenecía al Lorca, que despidió a Quique Yagüe y, en lugar de inspeccionar en busca de un nuevo inquilino, recurrió a su propia plantilla, a lo que tenía en casa. Era 2005, Emery ya estaba titulado como entrenador y, considerando la lesión de rodilla que le tenía fuera de los partidos, aceptó situarse al frente de sus propios compañeros, a quienes esa misma temporada, 2004-05, condujo desde la Segunda B a la División de Plata.
No tardó Monchi, director deportivo sevillista, en poner sus ojos en el joven preparador vasco, un entrenador al que el Sevilla no ha perdido la pista a lo largo de su posterior trayectoria. Siempre gustó en la planta noble del Ramón Sánchez-Pizjuán, que lo tuvo en su terna hace un tiempo, y ha sido ahora cuando los vínculos han fraguado.
En alguna ocasión, el guipuzcoano ha manifestado que nunca ha vuelto a disfrutar de unas sensaciones como las que aquel logro del ascenso a Segunda le reportó. Aunque el fútbol, que en los banquillos no acostumbra a dejar alegrías con asiduidad, sí que le respondería. Su gran labor como director del conjunto murciano provocó que, en la campaña 2005-06, el Lorca a punto estuviese de no conformarse con ser la gran revelación de Segunda y dar el salto a la élite. Pese a ser un recién ascendido, concluyó en quinto lugar.
Emery cambió de aires, aceptó la propuesta del Almería y, como rojiblanco, sí obtuvo el premio en 2007: los andaluces acabaron segundos y consiguieron el ascenso a Primera. Ya en la máxima categoría, donde volvió a exprimir las cualidades de un grupo que fue la revelación de la Liga y finalizó octavo, coincidió con Álvaro Negredo, al que comenzó a sacar rendimiento como goleador y con quien vuelve a encontrarse en el camino del fútbol ahora en Nervión. De hecho, una de las grandes preocupaciones de Emery a la hora de firmar por el Sevilla era no perder al delantero centro vallecano.
Su impresionante crecimiento como entrenador no pasó desapercibido entre los grandes y fue el Valencia el que, en 2008, le ofreció su banquillo. Un banquillo en el que pasó cuatro temporadas pese a las exigencias conocidas de la grada de Mestalla y la venta de hombres como David Villa, Silva o Juan Mata, dado que entre 2009 y 2012 ganó tres veces consecutivas la liga terrenal con los che; es decir, fue tercero solo superado por el Barcelona y el Real Madrid. Pese a todo, al finalizar el ejercicio 2011/12 abandonó la capital del Turia y se embarcó en una aventura que le llevaría a Moscú. Concretamente, al Spartak. Su estancia en tierras rusas apenas duró unos meses, ya que los resultados no le acompañaron y en noviembre del recién concluido año se vio obligado a abandonar el club moscovita.
Su nombre estaba, desde entonces, inserto en la paleta de entrenadores a los que el sentido común y las distintas necesidades pronto iba a entregarles un sitio a pie de campo. Ha sido el Sevilla, su caminar errante en el presente campeonato liguero de mano de un Míchel presionado por las nefastas circunstancias y ya sin el respaldo del sevillismo, el que le ha dado la oportunidad de estrenar proyecto e ilusión. 'Un técnico fiable para momentos difíciles', le define el club que preside José María del Nido en su web oficial. Este martes toma las riendas. Dirige su primera sesión, confecciona una lista, es presentado y pone rumbo a Zaragoza con la expedición nervionense para enfrentarse a los maños en la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey.
En términos generales, hablamos de un míster con carácter, espectacular en la banda por su forma de vivir los partidos, maestro de la táctica y la estrategia, al que le gusta el orden e imprimir un sello ganador a los suyos. Comienza la era de Unai Emery, octavo entrenador de Del Nido en el Sevilla.