El sevillista y su historia

Érase una vez un tiempo en el que el Sevilla no jugaba semifinales. Érase una vez un tiempo en el que el sevillista se agarraba a su sentimiento como oro en paño porque era la única forma de soñar con noches grandes, con noches mágicas.

Esas etapas grises llenaron años y años de sevillistas, medias vidas, alguna generación incluso. Cursos y cursos anodinos, de ilusiones frustradas y desalentadas por una realidad que una vez y otra derrumbaba todo sueño de salir de ese círculo de insignificancia deportiva. En esos tiempos el sevillismo solo lo alimentaban los sevillistas, el Sevilla casi se echaba a un lado para darle el protagonismo a su gente, a sabiendas de su absoluto papel secundario.
Ese tiempo pasó gracias a un mágico día 27 que disipó toda niebla gris que rodeaba a ese club de pasado glorioso y presente forzoso. De repente un zurdazo cambió la faz del sevillista, del Sánchez Pizjuán, del Sevilla mismo. Cambió su era y la convirtió en tan brillante y refulgente que daba pudor mirarla. Era tal su resplandor, su magnetismo que el Sevilla y el sevillismo se acostumbraron a vivir en ella, al calor de esos años dorados, de esos títulos elevados en cunas históricas para este club que ya forman parte de su centenaria vida: Eindhoven, Glasgow, Madrid, Mónaco, Barcelona...
Pero he ahí la neblina gris y vulgar que siempre espera agazapada cuando las copas dejan de brillar. Amenaza de nuevo al Sevilla ese tiempo anodino, inocuo, fútil y vulgar que durante tanto tiempo lo ha atrapado; lo lleva amenazando algún tiempo, golpeándolo con malas campañas, malas decisiones, expectativas insuficentes, rendimientos vulgarizados, gestiones venidas a menos, escondiendo entre su niebla entrenadores inoportunos o ineptos, jugadores fugaces e insignificantes.
Y he aquí que de nuevo un día 27 se aparece ante el Sevilla. Un giro inesperado, pero buscado, del destino. Un guiño del pasado reciente para el futuro, una posibilidad de nuevo de reescribir una historia que parecía encaminada, sino a la sima, a la intrascendente llanura deportiva de este club.
He aquí que aparece este día 27 y esta semifinal de la Copa del Rey ante el Atlético para cambiar de nuevo el sino de este Sevilla y de este sevillista común que, como buen aficionado que ha sufrido 'las canutas' y disfrutado 'Kanoutés', sabe tomarse estas ocasiones como lo que son, citas históricas, citas que cambian caminos y engrandecen sentimientos. Citas que hacen al sevillista en sí.
Y como sevillista de 'canutas' y 'Kanoutés' que ha vivido estas experiencias, similares pero todas únicas, sabe como nadie prepararlas, y sabe como nadie iluminar el Ramón Sánchez Pizjuán para que los suyos rindan al 120% y los contrarios, por buenos que sean, al 80%.
Porque, pese a todo, el lado prosaico del fútbol tiene eso, y solo eso. Dos equipos que combaten y pelean por demostrar cuál es el mejor. Y, a día de hoy, es mejor el Atlético. Está mejor clasificado en la Liga, tiene mejores jugadores, una idea más consolidada y una trayectoria reciente más fructífera y, ante todo, un 2-1 logrado en el Calderón. Pero, ¿quién dice que el Sevilla, este Sevilla, no vive en estos momentos una curva en su trayectoria propia, que lo puede llevar y acercar a la del Atlético, al menos parcialmente? Al menos, en esta eliminatoria. Hace un mes los de Emery eran un equipo entre descompuesto y en composición, entre la ida y venida de entrenadores. Ahora, en la antesala del día de Andalucía, el Sevilla es un equipo formado, con una progresión evidente en sus ideas y con una evolución prometedora, y que quizás vaya acompañada en adelante de lo acaecido esta noche en el Sánchez Pizjuán, para lo bueno o para lo malo.
Es, en resumen, una cita histórica que como todo reto tiene una dificultad enorme, la de un equipo complicado en lo futbolístico y en lo competitivo, pero al que puede igualar e incluso superar el Sevilla si muestra, aunque sea por una noche, los mejores rasgos de este nueva etapa de Emery.
Para ello, claro está, tendrán que brillar como hace no muchos años sus futbolistas. Negredo tendrá que ser más Luis Fabiano para ser de verdad el mejor Negredo; Kondogbia tendrá que ser una especie de mezcla entre Martí y Keita; Medel deberá hacerse pasar por un rubio danés; Rakitic tendrá que aprender de la capacidad de Renato en las citas grandes; Reyes tendrá que hacer del punzante Adriano; y Navas... a Navas con hacer de Navas le basta.
Pero todos estos y los demás, incluso los Fazio, Botía, Beto... deben escribir su nombre con mayúsculas en esta noche mágica de Nervión a la que acude de nuevo la historia sevillista.
Érase una vez una noche fría, histórica, mágica, en la que si había el suficiente brillo no había niebla suficiente que puediera inundarla. Érase una vez una nueva historia del Sevilla.
 
Alineaciones probables:
Sevilla FC: Beto; Coke, Fazio, Botía, Alberto Moreno; Medel, Kondogbia; Jesús Navas, Rakitic, Reyes; Negredo.
Suplentes: Julián; Cicinho, Cala, Maduro, Javi Hervás, Manu del Moral, Babá.
Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, Cata, Filipe; Tiago, Gabi; Diego Costa, Raúl García, Arda; Falcao.
Suplentes: Asenjo; Domingo, Pulido, Insúa, Mario, Cebolla, Koke, Adrián.